Los trastornos de conducta en la infancia y en la adolescencia se caracterizan por la desobediencia, las rabietas, el negativismo, etc.
Sin embargo, debemos ser cautelosos, pues cada edad tiene unas rabietas típicas, que forman parte del normal desarrollo de nuestros niños y adolescentes. No todas las rabietas indican un trastorno de conducta.
Cuando existe un trastorno de conducta, debemos considerar muchos más factores, a parte del temperamento.
Los problemas que se derivan de dicho trastorno pueden resultar muy perturbadores para los padres. Suelen suponer un desafío a su autoridad y control, llegándose a establecer un vínculo relacional coercitivo con los hijos.
Si estos problemas no se tratan, lamentablemente, van al alza, incrementándose su magnitud y frecuencia.
Es necesario trabajar el control de la emociones y la comprensión de las consecuencias.