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¿Qué es la práctica basada en la evidencia?

Las prácticas basadas en la evidencia son tratamientos que funcionan basados en la mejor investigación disponible. Las prácticas basadas en la evidencia tienen en cuenta tres tipos de información (Sackett, 2000)

Las últimas investigaciones


Sus propios valores y preferencias como paciente


La experiencia clínica de su terapeuta


Cuando el terapeuta utiliza prácticas basadas en la evidencia, sintetiza esta información para obtener los mejores resultados.

Para que tengas toda la información que necesitas para defenderte mejor, vamos a desglosar los componentes de las prácticas basadas en la evidencia:

Tratamiento basado en la investigación:


Hay muchos factores que intervienen en la elección de un terapeuta (ubicación, honorarios, disponibilidad, entre otros). Cuando busques terapia, ten en cuenta que no todas las terapias son iguales.

Mientras que algunos métodos cuentan con años de investigación que respaldan y demuestran que funcionan, otros carecen de estas pruebas rigurosas. El respaldo de la investigación es tan importante porque los estudios demuestran que, en realidad, los terapeutas no son muy buenos a la hora de averiguar qué tratamientos funcionarán basándose en su propia opinión subjetiva. En cambio, sabemos que cuando el tratamiento se basa en la investigación, es más probable que conduzca a resultados satisfactorios. En otras palabras, es más probable que se sienta mejor y alcance los objetivos del tratamiento si se ha demostrado que la terapia funciona en estudios de investigación.

Para que un tratamiento se considere «respaldado empíricamente» o «basado en pruebas», debe contar con numerosos estudios amplios y bien diseñados que demuestren que produce resultados positivos para tratar un problema específico.

Los tratamientos de esta categoría se han estudiado normalmente en varios ensayos de investigación a gran escala, en los que han participado miles de pacientes y se han comparado cuidadosamente con otros tipos de tratamientos psicológicos.

Aunque existen varios tratamientos con apoyo empírico para diversos problemas, la mayoría son variaciones de la terapia cognitivo-conductual (TCC). Se ha demostrado la eficacia de la TCC para una amplia gama de problemas en adultos, adolescentes y niños.

Es importante tener en cuenta que problemas diferentes requieren tratamientos diferentes: la terapia no es una «talla única».

Sus valores y preferencias


El segundo componente importante del tratamiento basado en la evidencia son tus propios valores y preferencias. El tratamiento psicológico debe ser una colaboración que respete tus propias experiencias, necesidades y valores. Debes hablar abiertamente con tu terapeuta sobre cualquier preocupación que tengas para poder abordarla en colaboración, y esperar que tu terapeuta tenga en cuenta tus valores y preferencias a la hora de hacer recomendaciones de tratamiento.

Es posible que tenga preferencias personales específicas sobre su terapeuta ideal. No siempre es posible encontrar un terapeuta que se ajuste a estas preferencias y que además ofrezca un tratamiento respaldado por la investigación. Sepa que las investigaciones demuestran que los tratamientos basados en la evidencia suelen conducir a resultados positivos incluso cuando los terapeutas y los pacientes proceden de entornos muy diferentes.

Experiencia clínica


La última pieza de la práctica basada en la evidencia es la experiencia clínica del terapeuta. Su trabajo consiste en interpretar las mejores pruebas de la investigación a la luz de sus preferencias, valores y cultura. Los terapeutas se basan en su propio juicio clínico para decidir cómo integrar los distintos elementos de información en su plan de tratamiento individual. También recurren a su experiencia clínica cuando la base de investigación existente no proporciona información suficiente para abordar su situación.

Un terapeuta que se tome en serio la práctica basada en la evidencia debería dar más importancia a la evidencia científica a la hora de diseñar su tratamiento, para que usted tenga la mejor oportunidad de mejorar. Sin embargo, a veces la evidencia científica es escasa o incompleta. Por ejemplo, si presenta dos problemas de salud mental para los que existen dos tratamientos diferentes, es posible que la investigación existente no especifique claramente si sería mejor empezar con el Tratamiento A o con el Tratamiento B. En esta situación, su terapeuta utilizará su experiencia clínica para crear un plan de tratamiento individualizado para usted. En este caso, debe esperar que su terapeuta le explique claramente cómo se aplica la evidencia científica a su situación/problema, dónde se encuentran las lagunas de información y cuáles son sus opciones. Entonces podréis elegir juntos el mejor camino a seguir.

Al pensar en la experiencia clínica, deberá tener en cuenta el grado de experiencia que puede tener un terapeuta con un problema específico o un grupo concreto de personas. Muchos terapeutas que se dedican a la práctica basada en la evidencia tienen especialidades concretas (por ejemplo, ansiedad, trastornos de la alimentación, depresión, etc.), y el hecho de que alguien tenga experiencia en un área no significa que la tenga en otra.

En última instancia, la mejor recomendación sería encontrar un terapeuta que tenga experiencia sustancial en el tratamiento del problema específico para el que se busca ayuda y que lo haga basándose en las pruebas científicas más actualizadas. Dicho esto, incluso los terapeutas relativamente inexpertos, como los que se han doctorado recientemente, pueden ser de gran ayuda si están bien formados, son comprensivos y empáticos, y se basan en pruebas científicas para guiar sus intervenciones.