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Terapia individual

La terapia cognitivo-conductual (TCC) es un tratamiento eficaz para muchos trastornos psicológicos.


La terapia cognitivo-conductual (TCC) es un tratamiento a corto plazo que enseña a los clientes habilidades específicas.

Lo que hace única a la TCC es que se centra en las formas en que las cogniciones (es decir, los pensamientos), las emociones y los comportamientos de una persona están conectados y se afectan mutuamente. Dado que las emociones, los pensamientos y los comportamientos están relacionados, la TCC permite a los terapeutas intervenir en distintos puntos del ciclo.

TCC es el término utilizado para un grupo de tratamientos psicológicos que han demostrado su eficacia en el tratamiento de muchos trastornos psicológicos. Algunas personas tienen una visión limitada de lo que es la terapia psicológica, quizás debido a los tratamientos anticuados que se muestran en la televisión o en las películas.

La TCC es muy diferente de esto. Suele ser un tratamiento a corto plazo (es decir, a menudo entre 6 y 20 sesiones, dependiendo de lo que se esté tratando) que se centra en enseñar a los clientes habilidades específicas.

Los terapeutas difieren en cuanto al énfasis que ponen en las técnicas conductuales y cognitivas en la terapia. Algunos se centran exclusivamente en técnicas conductuales o cognitivas, aunque la mayoría utiliza una combinación de ambas. Algunos aspectos comunes de la TCC son:

El terapeuta y el cliente trabajan juntos con el entendimiento mutuo de que el terapeuta tiene conocimientos teóricos y técnicos, pero el cliente es el experto en sí mismo.


El terapeuta intenta ayudar al cliente a descubrir que es poderoso y capaz de elegir pensamientos y comportamientos más útiles.


El tratamiento suele ser de corta duración. El cliente participa activamente en el tratamiento dentro y fuera de la sesión. Las habilidades que se enseñan en estas terapias requieren práctica. Por lo tanto, a menudo se incluyen deberes en la terapia.


El tratamiento está orientado a la resolución de los problemas actuales.


La terapia consiste en trabajar paso a paso para alcanzar los objetivos. El terapeuta y el cliente desarrollan juntos los objetivos de la terapia y realizan un seguimiento de los progresos hacia los objetivos a lo largo del tratamiento.


A continuación se describen con más detalle las técnicas cognitivas y conductuales.

Componentes cognitivos de la TCC
La base del componente cognitivo de la TCC es la idea de que los pensamientos pueden influir en los sentimientos y que la respuesta emocional se basa en la interpretación de una situación. Por ejemplo, imagine que siente que le falta el aire y que se le acelera el corazón. Si estos síntomas físicos aparecen mientras está sentado tranquilamente en el banco de un parque, podría pensar que algo va mal en su cuerpo («quizá me esté dando un infarto»), lo que probablemente le haría sentir ansiedad (su emoción). En cambio, si sintieras esas mismas sensaciones físicas mientras corres en una cinta, probablemente esperarías que tu corazón se acelerara y no lo considerarías el resultado de una dolencia médica. Probablemente no sentiría miedo ni ansiedad. En resumen, diferentes interpretaciones de esas mismas sensaciones conducen a reacciones y emociones totalmente distintas.

La terapia cognitiva sugiere que muchas de nuestras emociones se deben a nuestro pensamiento, es decir, a la forma en que percibimos o interpretamos nuestro entorno. A veces, estas interpretaciones no son la única forma de ver la situación. Por ejemplo, puedes creer que un mensaje de texto ambiguo significa que te están rechazando o alejando, o que una sensación física rara en tu cuerpo significa que tienes alguna enfermedad rara. Otras personas pueden fijarse expectativas poco realistas o poner toda su atención en ser aceptadas por los demás. Estos tipos de pensamientos suelen provocar emociones negativas y no son la única forma de ver una situación determinada.

En la terapia cognitiva, los clientes aprenden a:

Distinguir entre pensamientos y sentimientos.


Tomar conciencia de cómo los pensamientos pueden influir en los sentimientos.


Conocer los pensamientos que parecen producirse automáticamente, sin darse cuenta de cómo pueden afectar a las emociones.


Evaluar de forma crítica si estos pensamientos y suposiciones «automáticos» son correctos o quizás sesgados.


Desarrollar las habilidades para darse cuenta, interrumpir y corregir estos pensamientos inútiles de forma independiente.


Componentes conductuales de la TCC
Los aspectos conductuales de la TCC se derivan de una gran cantidad de investigaciones sobre cómo aprendemos. Las dos formas principales en que aprendemos son por asociación (condicionamiento clásico) y a través de las consecuencias de nuestras acciones/reacciones (condicionamiento operante).

El aprendizaje asociativo se produce cuando dos cosas ocurren muy próximas en el tiempo, de modo que las emparejamos. Por ejemplo, si estás atravesando un periodo estresante en tu vida, puede que te sientas ansioso mientras viajas en metro. Si empareja esa sensación de ansiedad con el viaje al trabajo, puede que aprenda a asociar el metro con la ansiedad o el peligro.

La otra forma de aprendizaje (condicionamiento operante) se produce cuando una determinada acción aumenta o disminuye por las consecuencias que vienen después. Volvamos al ejemplo del metro. Cuando piensas en ir en metro, puede que te sientas ansioso y decidas evitar este medio de transporte. Cuando decide no viajar en metro, se siente aliviado y su ansiedad disminuye. Evitar el metro se ve recompensado o reforzado por el alivio experimentado. Esto aumenta la probabilidad de evitar el metro en el futuro. Por desgracia, este comportamiento de evitación también le impedirá aprender que puede enfrentarse a sus miedos y viajar en metro con éxito.

La TCC ayuda a las personas a probar nuevas formas de actuar y reaccionar tanto ante situaciones externas como ante sus experiencias internas. Estos comportamientos se eligen en colaboración con el terapeuta y teniendo muy en cuenta qué es lo que más mejoraría su vida.

Un terapeuta puede ayudar a alguien que tiene miedo a viajar en metro ayudándole a aprender cómo funciona su ansiedad, a identificar que teme tanto a su propia ansiedad como al metro y a desarrollar un plan para enfrentarse sistemáticamente a sus miedos. El proceso mediante el cual se enfrenta gradualmente a sus miedos, con la ayuda de un terapeuta experto, es una técnica conductual llamada «terapia de exposición». A través de este proceso se produce un nuevo tipo de aprendizaje en el que gradualmente superas tu miedo a estas situaciones.

Las investigaciones demuestran que, mediante la práctica, podemos sustituir las acciones y reacciones inútiles por conductas de afrontamiento saludables.